"La madurez no se alcanza por fecha de nacimiento ni consta en los archivos oficiales, nos graduamos de adultos nada más cuando alguien nos deja"
REDACCIÓN. EXCELSIOR.
CIUDAD DE MÉXICO
Sobre José Emilio Pacheco, estandarte de la literatura mexicana, se ha dicho todo, sobre todo en estas fechas conmemorativas. Hoy hace dos años fue que ocurrió su fenecimiento, y sin duda serán escritas un sinnúmero de cosas al respecto. Por eso, en este caso, con algunas de sus citas, sentencias y aforismos expresados a lo largo de muchos años en textos de índoles muy distintas, optamos por que se exprese él mismo.
La vida toda es un combate incesante. Por eso nos convienen el tal vez, el acaso, el quizá, el sin embargo y el no obstante.
La realidad es psicópata: jamás se compadece de sus víctimas. Hace trampa al jugar con la esperanza
Triste que todo pase... Pero también qué dicha este gran cambio perpetuo. Si pudiéramos Detener el instante Todo sería mucho más terrible.
Todo nos interroga y recrimina. Pero nada responde. Nada persiste contra el fluir del día. Al centro de la noche todo acaba y todo recomienza.
El fin del mundo ya ha durado mucho, y todo empeora, pero no se acaba.
La madurez no se alcanza por fecha de nacimiento ni consta en los archivos oficiales, nos graduamos de adultos nada más cuando alguien nos deja.
No amo mi patria. Su fulgor abstracto es inasible. Pero (aunque suene mal) daría la vida por diez lugares suyos, cierta gente, puertos, bosques de pinos, fortalezas, una ciudad deshecha, gris, monstruosa, varias figuras de su historia, montañas -y tres o cuatro ríos.
Escribe lo que quieras. Di lo que se te antoje: de todas maneras vas a ser condenando.
Mi único tema es lo que ya no está y mi obsesión se llama lo perdido. Mi punzante estribillo es nunca más. Y sin embargo amo este cambio perpetuo, este variar segundo tras segundo porque sin él lo que llamamos vida sería de piedra.
Todo es nunca por siempre en nuestras vidas.
Digamos que no tiene comienzo el mar: empieza donde lo hallas por vez primera y te sale al encuentro por todas partes
Triste que todo pase... Pero también qué dicha este gran cambio perpetuo. Si pudiéramos Detener el instante Todo sería mucho más terrible.